Cuentan que el joven Pa Chieng, segundón deuna familia de guerreros, llegó, después de veinte años, hasta el último examen de la carrera de amanuense en la Escuela Administrativa de Hang Cheu. El título presuponía el conocimiento de los Diez Mil Libros, el ejercico impecable de la poesía clásica, el dominio de la geometría y el arte de construir sismógrafos, así como el perfecto manejo de la ciencia alquímica. Cumplidas todas las pruebas, podía uno ingresar directamente a la Administración Imperial, como ayudante del maestro redactor de citaciones judiciales.
Pa Chieng se hallaba cabeza abajo, colgando de una soga y semisumergido en las heladas aguas del estanque. Estaba a punto de contemplar el sexto de los nueve madrigales que le habían encargado. Un alto funcionario de la dirección apareció de improviso y suspendió la tarea.
-¡Infracción, infracción!- gritó con las manos en la cintura y las piernas muy abiertas. Ordenó que descolgaran a Pa Chieng, lo abofeteó repetidamente y luego le dijo: - te hemos estado observando, Pa Chieng, hijo y nieto de coroneles. Has deshonrado a los guerreros de tu familia esforzándote en no parecerte a ellos. Tus calificaciones han sido altas, eso hace más grave la afrenta. Queríamos saber hasta dónde eres capaz de llegar y hoy sabemos que no hay límite para tu dsevergûenza. Abolimos, pues, tus logros académicos, como un gesto de perdón. Márchate y sé guerrero. Si te apresuras, serás sargento antes de morir.
Alejandro Dolina. "BAR DEL INFIERNO"